"... et exultavit spiritus meun in Deo salutari meo..."
Siento, Señor, que fluyes con mi sangre,
con mi linfa, en mi médula espinal,
por mi piel, por mis huesos, por mi carne,
al beber, al llorar, al respirar.
Y ya todas mis células lo saben,
- ni "yo-mismo" lo podría dudar -
que eres Tú, con tu más fino semblante,
la oculta inteligencia celular.
Haz, mi Dios, que ningún órgano falle
y cómodo te puedas instalar
en este cuerpo que tu hogar se hace,
mientras decidas que aún ha de durar.
Y cuando el edificio se desgaste
y sea inevitable su final
reconstruye, Señor, si así te place,
el Templo en Tí ¡y vuélveme a engendrar!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario