TOLEDO
Toledo su verde aire,
con pinceladas doradas
en el lienzo de su cielo
que abriga las alturas
de sus iglesias y monumentos,
recoge el humedal de su rio Tajo,
serpenteante,
hundido en los bacanales
de su identidad.
Sus aguas llevan el reflejo
de sus puentes entrantes
con entrada en sus calles apretadas,
alquiladas a los vientos.
Oeste, este, norte y sur,
doblando el perentorio
de la prominencia de su terreno,
arribando las noches
que guardan farolas
y sombras de tiempos soldados
en siglos de cenáculo
y altares de prédica
en la belleza de tu asentamiento.
martes, 25 de mayo de 2010
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